Aumentan los casos de muertes de policías y bomberos por enfermedades relacionadas con el ambiente tóxico de la zona cero
Una oleada de muertes de agentes de policía y bomberos de Nueva York que participaron en las tareas de rescate en la Zona Cero durante los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha desatado el temor de que pueda ser el inicio de la manifestación tardía de enfermedades cancerígenas, según informa el rotativo británico The Guardian. El tiempo que muchos voluntarios pasaron trabajando entre nubes de polvo y productos químicos podría haber contribuido a provocar enfermedades cancerígenas y respiratorias.
En los tres últimos meses, han fallecido cinco cinco bomberos y agentes de policía que participaron en las operaciones de emergencia tras el hundimiento de las Torres Gemelas. El mayor sólo tenía 44 años. Otros tres fallecieron el mes pasado en cuatro días. Son Robert Grossman, un agente de policía de Harlem que pasó varias semanas en la zona de emergencia y que falleció de tumor cerebral a los 41 años; su colega Cory Díaz, de 37 años, y el bombero Richard Manetta, de 44. Además se añaden, la agente Renee Dunbar, de 30 años, que murió en agosto, y el bombero John McNamara, de 44 años, fallecido el pasado septiembre.
La serie de defunciones llega justo cuando el Congreso de Estados Unidos acomete la tarea de aprobar una legislación que ofrezca ayudas federales a los trabajadores de servicios de emergencia que contrajeron enfermedades tras el 11 de septiembre de 2001. Los activistas esperan que el proyecto de ley sea elevado a la Cámara de Representantes hacia finales de año con un fondo de 10.000 millones de dólares para cientos de personas con cáncer y enfermedades respiratorias que podrían estar relacionados con su trabajo en la zona cero. Fueron cerca de 70.000 los policías, bomberos y trabajadores de la construcción que llegaron a Nueva York voluntariamente de todas partes de los Estados Unidos para ayudar en las tareas de emergencia, según recoge The Guardian.
La contaminación en la zona fue notable. Entre el gigantesco montón de casi dos millones de toneladas de escombros y en el aire que rodeaba la zona había 90.000 litros de combustible de los dos aviones estrellados, cerca de 1.000 toneladas de asbestos, material empleado en la construcción de las Torres Gemelas, además del plomo pulverizado de los ordenadores, mercurio y subproductos altamente cancerígenos derivados de la incineración de plásticos y productos químicos con cloro.
Un balance de víctimas pendiente
Sigue siendo difícil establecer el balance de las consecuencias de las tareas de rescate porque aún no hay una relación oficial de la cifra de muertos como consecuencia de las tareas de emergencia del 11-S. El departamento de salud de Nueva York ha contabilizado 817 muertes de trabajadores de emergencias, pero no puede determinar con garantías cuántas están relacionadas con la zona cero.
Los fondos federales para trabajadores de emergencias se agotaron en 20003. Desde entonces, la responsabilidad corresponde a la ciudad de Nueva York, que se enfrenta a 10.000 reclamaciones de compensación en los tribunales. Los familiares de los fallecidos sostienen que la carga debería ser compartida por todo el país.
El proyecto de ley que se ha llevado ante el Congreso, bautizado con el nombre de James Zadroga, agente de policía fallecido en 2006, permitiría la supervisión sanitaria y el tratamiento de unos 15.000 trabajadores de emergencias. Sorprendentemente, no cubriría, sin embargo, los casos de cáncer, dado que no se consideró prioritario cuando se elaboró el borrador de la ley, aunque las cifras no han hecho más que aumentar notablemente desde entonces.
Una oleada de muertes de agentes de policía y bomberos de Nueva York que participaron en las tareas de rescate en la Zona Cero durante los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha desatado el temor de que pueda ser el inicio de la manifestación tardía de enfermedades cancerígenas, según informa el rotativo británico The Guardian. El tiempo que muchos voluntarios pasaron trabajando entre nubes de polvo y productos químicos podría haber contribuido a provocar enfermedades cancerígenas y respiratorias.
En los tres últimos meses, han fallecido cinco cinco bomberos y agentes de policía que participaron en las operaciones de emergencia tras el hundimiento de las Torres Gemelas. El mayor sólo tenía 44 años. Otros tres fallecieron el mes pasado en cuatro días. Son Robert Grossman, un agente de policía de Harlem que pasó varias semanas en la zona de emergencia y que falleció de tumor cerebral a los 41 años; su colega Cory Díaz, de 37 años, y el bombero Richard Manetta, de 44. Además se añaden, la agente Renee Dunbar, de 30 años, que murió en agosto, y el bombero John McNamara, de 44 años, fallecido el pasado septiembre.
La serie de defunciones llega justo cuando el Congreso de Estados Unidos acomete la tarea de aprobar una legislación que ofrezca ayudas federales a los trabajadores de servicios de emergencia que contrajeron enfermedades tras el 11 de septiembre de 2001. Los activistas esperan que el proyecto de ley sea elevado a la Cámara de Representantes hacia finales de año con un fondo de 10.000 millones de dólares para cientos de personas con cáncer y enfermedades respiratorias que podrían estar relacionados con su trabajo en la zona cero. Fueron cerca de 70.000 los policías, bomberos y trabajadores de la construcción que llegaron a Nueva York voluntariamente de todas partes de los Estados Unidos para ayudar en las tareas de emergencia, según recoge The Guardian.
La contaminación en la zona fue notable. Entre el gigantesco montón de casi dos millones de toneladas de escombros y en el aire que rodeaba la zona había 90.000 litros de combustible de los dos aviones estrellados, cerca de 1.000 toneladas de asbestos, material empleado en la construcción de las Torres Gemelas, además del plomo pulverizado de los ordenadores, mercurio y subproductos altamente cancerígenos derivados de la incineración de plásticos y productos químicos con cloro.
Un balance de víctimas pendiente
Sigue siendo difícil establecer el balance de las consecuencias de las tareas de rescate porque aún no hay una relación oficial de la cifra de muertos como consecuencia de las tareas de emergencia del 11-S. El departamento de salud de Nueva York ha contabilizado 817 muertes de trabajadores de emergencias, pero no puede determinar con garantías cuántas están relacionadas con la zona cero.
Los fondos federales para trabajadores de emergencias se agotaron en 20003. Desde entonces, la responsabilidad corresponde a la ciudad de Nueva York, que se enfrenta a 10.000 reclamaciones de compensación en los tribunales. Los familiares de los fallecidos sostienen que la carga debería ser compartida por todo el país.
El proyecto de ley que se ha llevado ante el Congreso, bautizado con el nombre de James Zadroga, agente de policía fallecido en 2006, permitiría la supervisión sanitaria y el tratamiento de unos 15.000 trabajadores de emergencias. Sorprendentemente, no cubriría, sin embargo, los casos de cáncer, dado que no se consideró prioritario cuando se elaboró el borrador de la ley, aunque las cifras no han hecho más que aumentar notablemente desde entonces.
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