09 enero 2018

Rollover, flashover y backdraft: La importancia del uso correcto de la terminología


 ¿Porqué se suelen denominar a los contenedores de prácticas contenedor de flashover?, si atendemos a la definición ISO o a la de la NFPA un flashover es un fenómeno de transición en un incendio confinado en el que los combustibles que no estaban implicados en el incendio comienzan a arder por efecto de la radiación proveniente de la capa de gases. Sin embargo, los ejercicios más habituales en los contenedores de prácticas se basan en observar la formación de rollover y en el control de la capa de gases y no de que se produzca un flashover en el interior ya que lo normal es que no haya más combustible que el colocado en el horno y que es el que participa en el fuego (salvo los participantes y sus equipos, claro).

Colocar una masa combustible (una mesita de noche por ejemplo) en el contenedor buscando su ignición por la radiación de la capa de gases con personal en el interior podría suponer graves lesiones para los participantes ya que la radiación se multiplicaría con un nuevo foco a tan corta distancia a niveles superiores a las que son capaces de soportar los EPP convencionales.

Bajo esta perspectiva ¿Podemos considerar adecuada la denominación contenedor de flashover cuando este fenómeno no suele observarse en las prácticas en estas instalaciones?

Por otro lado, es común encontrar en temarios y manuales referencias a la clasificación que hicieron Giselson y Rosander que englobaban una serie de fenómenos observados en la capa de gases generados en incendios confinados bajo variantes de flashover. Sin embargo, hace más de diez años que esta terminología ha sido abandonada en las escuelas de formación de bomberos suecas en favor de la terminología ISO, por lo que no parece tener demasiado sentido que se siga estudiando y preguntando.

En este artículo, publicado en el número 52 de la revista Prevención de incendios se revisa la terminología empleada actualmente y la incorporación de nuevas definiciones como Rapid Fire Progress y Fire Gas Ignition y su justificación.

Fuente:

Puedes acceder a la versión on line aquí:

Alvaro Fernández K.- B61



08 enero 2018

Los bomberos son los profesionales con las tasas más altas de melanoma

Los bomberos son los profesionales con las tasas más altas de melanoma

El porcentaje de bomberos afectados por melanoma es diez veces mayor que el de la población general.

Los bomberos son los profesionales con las tasas más altas de melanoma según la Universidad de Miami. Superan de largo las probabilidades que tiene una persona de padecer este tipo de cáncer. Cualquier ciudadano tiene un 0,01 por ciento de posibilidades de desarrollar melanoma, pero los bomberos tienen un 0,7 por ciento.

“Hay sustancias químicas en el ambiente de trabajo que, cuando los bomberos entran en contacto con ellas, aumenta el riesgo de que desarrollen específicos cánceres de piel", ha explicado Alberto Caban-Martínez, autor principal del estudio.

Los especialistas contaron para su estudio con 2.399 bomberos, de entre los cuales se contabilizaron 119 casos de cáncer de piel. En el caso concreto del melanoma, la edad media de los afectados en el tiempo del diagnóstico era de 42 años.

Caban-Martínez ha destacado que, tras los resultados de la investigación, es conveniente que se lleven a cabo revisiones periódicas de la piel de los bomberos: "Si el médico primario tiene un paciente que es bombero, los resultados sugieren que el experto realice un reconocimiento completo de la piel del paciente y le informe de la protección contra el cáncer de piel".




Recuerda, la prevención comienza en estar concienciado. Exige medidas de prevención en tu Servicio.


Fuente: redaccionmedica.com 


https://www.redaccionmedica.com/secciones/dermatologia/-que-profesion-tiene-mas-probabilidad-de-desarrollar-cancer-de-piel--9563 

05 enero 2018

Método de cálculo de presión y rpm


MÉTODO ABREVIADO 

El método matemático convencional es absolutamente inoperativo para nosotros, de manera que necesitamos una alternativa que nos permita aproximarnos con seguridad a esos cálculos y  que, a su vez, nos sea útil en una intervención.

Nosotros sabemos que las lanzas convencionales necesitan 7 bar en lanza para garantizar los caudales que marcan los selectores y que vamos a perder 1 bar de presión por cada 10 m de altura. Así que vamos a contar con, al menos, esa presión a la hora de hacer todos los cálculos.

Si queremos trazar la curva de la instalación para los cuatro caudales más habituales en nuestras lanzas (50, 100, 150 y 230 lpm) y para nuestra bomba y una instalación concreta, haremos lo siguiente:

Imaginemos que tenemos un incendio en una vivienda en un 10º piso. Y se hace una instalación de 25 mm con 7 mangueras.

Para calcular la pérdida de carga y las necesidades de presión utilizamos el método de la mano que ya expuse en otra entrada (exclusivo para mangueras de 25 mm):



Con lo cual obtenemos los siguientes cálculos:

Para 50 lpm = 7 x 0,5 + 3 + 7 = 13,5 bar
Para 100 lpm = 7 x 1 + 3 + 7 = 17 bar
Para 150 lpm = 7 x 1,5 + 3 + 7 = 20.5 bar
Para 230 lpm = 7 x 4 + 3 + 7 = 38 bar
Anotamos esos cálculos y miramos la curva de nuestra bomba, que normalmente debe ir en la trasera de nuestro vehículo, en el cofre de la propia bomba. Ahí podremos ver las rpm que según fabricante son necesarias para que la instalación proyecte los requerimientos operativos de caudal que demande el operador de lanza a nuestra instalación, en cuanto a necesidades de velocidad del agua y sección de salida generada por la posición del selector caudal escogido.


Si vemos la gráfica de una de las bombas más comunes, la NH30 de Rosenbauer, podemos ver que para caudales de 150 lpm o menos, la bomba se va a situar por debajo de las 3.200 rpm. Sin embargo, para proporcionarnos 38 bar con el caudal que necesitamos, se nos va a ir a unas 3.800 rpm.



Como vemos en la curva de esta bomba. Con 4.200 rpm si tenemos las salidas cerradas sabemos que la bomba se sitúa en los 50 bar de presión estática. Si mantenemos esas 4.200 rpm, pero abrimos una lanza con el selector de caudal en 100 lpm, la presión va a bajar a unos 48 bar. Si abrimos una lanza con 400 lpm vemos que la presión va a descender hasta los 40 bar. Lo mismo ocurre con las 3.200 rpm. Si bien la presión estática se va a situar en los 32 bar, si abrimos un caudal de 400 lpm la presión va a descender hasta los 25 bar. Siendo ese el máximo caudal que va a proporcionar la etapa de alta de esta bomba (existe otra gráfica para la etapa de baja, cuyo máximo caudal son los 3.000 lpm).

En nuestro caso, como sabemos que necesitamos 38 bar y 230 lpm,, podemos ver que más o menos las rpm que se nos va a solicitar se sitúan entre ambas, y van a ser unas 3.800.

En cuanto a los cálculos del método de la mano son bastante aproximados (comprobados mediante la fórmula de Darcy Weisbach), así que podemos darlo por válido dada su operatividad.

¿Para qué puede servirnos este método?

Si, por alguna razón, carecemos de manómetro de alta y disponemos de cuenta revoluciones, podemos saber cuáles son necesarias para garantizar el caudal en punta de lanza.

Si disponemos de manómetro usaremos el método de la mano directamente con él. Si carecemos de manómetro, usaremos el método de la mano y con la curva de la bomba podremos ver cuántas rpm necesitamos aproximadamente para garantizar a los compañeros un caudal óptimo.