Foto 1.-Los bomberos atacan el fuego causado por el derrame de combustible.
Foto 2.- Los servicios de emergencias atienden a parte de los heridos evacuados con vida del avión accidentado, en el simulacro de ayer. :: DANIEL MADRIGAL
El simulacro se basó en un siniestro con varios fallecidos provocado por una bandada de gaviotas que hizo caer un aparato comercial .El aeropuerto ensaya el protocolo de respuesta en caso de accidente grave.El tiempo significa vida en caso de que se produzca una catástrofe aérea. Por eso, El Altet realiza cada dos años simulacros de gran envergadura para garantizar la mejor de las respuestas si, por desgracia, un avión se accidenta en el recinto aeroportuario. «En estas situaciones, lo prioritario son los pacientes con posibilidad de vivir, y hacia ellos volcamos los recursos», destaca la directora del servicio de emergencias sanitarias de Alicante, Mercedes Carrasco.
El ensayo de ayer se basaba en un siniestro provocado por una bandada de gaviotas en pleno despegue de una aeronave comercial. El incidente provoca primero una parada de un motor y, poco después, la del segundo. Tras un viraje a la derecha, el aparato impacta contra el suelo.
El resultado de la tragedia simulada son siete fallecidos (cinco tripulantes y dos pasajeros), ocho heridos graves, doce lesionados leves y 40 personas ilesas. Pero las consecuencias, en una situación real, pueden ser mucho peores si todos los cuerpos de emergencias involucrados no actúan de forma rápida y coordinada. Es lo que determina las probabilidades de encontrar supervivientes.
Más de 200 profesionales se pusieron ayer a prueba para conseguir que su trabajo sea óptimo en medio del caos, según relataron fuentes de Aena. El avión accidentado, que viaja con 62 pasajeros y cinco tripulantes, presenta daños en el fuselaje y está prendido en llamas debido al derrame de combustible. Nada más detectar el suceso, la torre de control alerta al parque de bomberos del aeropuerto y se activa el plan de emergencia. El puesto de mando avanzado (PMA) se constituye en el escenario del siniestro, al mando del ejecutivo de servicio de El Altet.
Los primeros en intervenir son los bomberos, que atacan las llamas para controlar el incendio, mientras que de forma paralela se establece una zona segura para asistir a los heridos, a la vez que van llegando los bomberos del Consorcio Provincial y las ambulancias de Emergencias Sanitarias. Mientras tanto, los cuerpos de seguridad (Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local) controlan las vías de acceso.
El simulacro de ayer no afectó a la normalidad operativa del aeropuerto. A él acudieron la subdelegada del Gobierno, Encarna Llinares, y el director de El Altet, Santiago Martínez, entre otros. Observadores especializados tomaron nota de todo para valorar si cabe introducir mejoras en los protocolos. El ejercicio, bautizado como 'Alcaraván 2009', duró algo más de 90 minutos.
Alumnos del instituto ilicitano de La Torreta, matriculados en Sanitario y Maquillaje, ejercieron como figurantes para interpretar a los heridos en esta tragedia aérea, por suerte, ficticia
laverdad.es
Foto 2.- Los servicios de emergencias atienden a parte de los heridos evacuados con vida del avión accidentado, en el simulacro de ayer. :: DANIEL MADRIGAL
El simulacro se basó en un siniestro con varios fallecidos provocado por una bandada de gaviotas que hizo caer un aparato comercial .El aeropuerto ensaya el protocolo de respuesta en caso de accidente grave.El tiempo significa vida en caso de que se produzca una catástrofe aérea. Por eso, El Altet realiza cada dos años simulacros de gran envergadura para garantizar la mejor de las respuestas si, por desgracia, un avión se accidenta en el recinto aeroportuario. «En estas situaciones, lo prioritario son los pacientes con posibilidad de vivir, y hacia ellos volcamos los recursos», destaca la directora del servicio de emergencias sanitarias de Alicante, Mercedes Carrasco.
El ensayo de ayer se basaba en un siniestro provocado por una bandada de gaviotas en pleno despegue de una aeronave comercial. El incidente provoca primero una parada de un motor y, poco después, la del segundo. Tras un viraje a la derecha, el aparato impacta contra el suelo.
El resultado de la tragedia simulada son siete fallecidos (cinco tripulantes y dos pasajeros), ocho heridos graves, doce lesionados leves y 40 personas ilesas. Pero las consecuencias, en una situación real, pueden ser mucho peores si todos los cuerpos de emergencias involucrados no actúan de forma rápida y coordinada. Es lo que determina las probabilidades de encontrar supervivientes.
Más de 200 profesionales se pusieron ayer a prueba para conseguir que su trabajo sea óptimo en medio del caos, según relataron fuentes de Aena. El avión accidentado, que viaja con 62 pasajeros y cinco tripulantes, presenta daños en el fuselaje y está prendido en llamas debido al derrame de combustible. Nada más detectar el suceso, la torre de control alerta al parque de bomberos del aeropuerto y se activa el plan de emergencia. El puesto de mando avanzado (PMA) se constituye en el escenario del siniestro, al mando del ejecutivo de servicio de El Altet.
Los primeros en intervenir son los bomberos, que atacan las llamas para controlar el incendio, mientras que de forma paralela se establece una zona segura para asistir a los heridos, a la vez que van llegando los bomberos del Consorcio Provincial y las ambulancias de Emergencias Sanitarias. Mientras tanto, los cuerpos de seguridad (Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local) controlan las vías de acceso.
El simulacro de ayer no afectó a la normalidad operativa del aeropuerto. A él acudieron la subdelegada del Gobierno, Encarna Llinares, y el director de El Altet, Santiago Martínez, entre otros. Observadores especializados tomaron nota de todo para valorar si cabe introducir mejoras en los protocolos. El ejercicio, bautizado como 'Alcaraván 2009', duró algo más de 90 minutos.
Alumnos del instituto ilicitano de La Torreta, matriculados en Sanitario y Maquillaje, ejercieron como figurantes para interpretar a los heridos en esta tragedia aérea, por suerte, ficticia
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