Cada vez que muere un bombero, sus compañeros marchan junto a el hasta el lugar de su
descanso final.
Un cuadro colgará dentro de su cuartel en memoria de su sacrificio, y el
carro bomba llevará su nombre.
Por el motivo que sea, un derrumbe, un accidente de
tránsito o por un paro cardio-respiratorio, la mejor muestra de aprecio por este nuevo
mártir debe ser un análisis o una investigación de las causas y condiciones de su muerte
para determinar de qué manera se puede evitar un caso similar en el futuro.
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