DESDE CHILE:
Queridas amigas, amigos, hermanas, hermanos de todo el planeta:
Como chileno quiero escribir algunas líneas en este día tan especial no sólo para nosotros los chilenos, sino que para toda la humanidad. Efectivamente, creo que aquí no hay quién no haya derramado más de una lágrima por felicidad, alegría, júbilo, pero más que nada por agradecimiento a Dios por éste un nuevo milagro proveniente de Él.
Si bien es cierto que han sido 70 días de encierro en las profundidades de la tierra, en una tierra de desierto, un lugar donde en el día el calor es intenso y en la noche el frío cala los huesos, lugar de contrastes profundos, lugar de histórico pasado y de esplendoroso futuro. Sí, es un lugar que a través de muchos significativos hechos desde siempre nos ha estado hablando, entregando grandes enseñanzas.
Si Dios ha permitido esto ocurrido con los 33 mineros, creo que es por más de algo importante, no creo que sea nada más por qué sí, ¡no!, Dios a través de cada uno de los tantísimos hechos que están involucrados en este llamativo historial del derrumbe de la mina y del encierro de los 33 hombres de mina, nos está hablando, nos está abriendo los ojos, nos está entregando grandes y significativas enseñanzas, reitero, no sólo a los chilenos, sino que a la humanidad entera, por algo de todo el globo terráqueo han estado puestos los ojos en dirección a este lugar desértico del norte de Chile.
Creo, gran parte la humanidad por siglos y siglos ha venido avanzando en un verdadero encierro, en oscuridades, privándose de tantas maravillas que Dios nos ofrece en la superficie, donde hay luz, pero aquí a través de las vivencias de estos 33 mineros nos está demostrando cómo y qué se debe hacer para salir del encierro, de la oscuridad, de las privaciones; salir al reencuentro de los seres queridos, abrazarlos, amarlos y decirles cuánto te he extrañado, te he echado de menos. Cuántas veces estando sobre la superficie de la tierra, con luz, sin embargo vivimos como en profundidades terrenales, privándonos de la verdadera luz. Cuántas veces vivimos a diario al lado de nuestros seres queridos, pero son las oscuridades que nos envuelven y nos impiden demostrarnos que nos amamos y nos echamos de menos, aunque físicamente estamos hombros con hombros.
Sería una gran lástima, una pena, que no aprovechemos este acontecimiento para valorizarlo, escudriñarlo y rescatar de él los tantos tesoros y riquezas que nos está entregando.
No es casualidad que Dios se haya valido del derrumbe de una mina de valiosos minerales, para encerrar a los 33 mineros, hacerlos vivir durante 70 días encerrados y cubiertos, rodeados, tal vez de millones y millones de dólares a sus pies, a sus espaldas, por todas partes, valores y más valores materiales, y sin embargo sin poder disfrutar de lo más hermoso que es vivir junto a sus seres queridos y a la fuerza privándose de las maravillas que Dios nos regala, para las cuales muchas veces no se necesita ni siquiera el dinero. De qué les valía a estos mineros estar encerrados en profundidades con tanto oro, cobre y otros minerales y sin poder disfrutar la verdadera libertad, esa que no se compra con oro, ni cobre ni con dinero.
Gracias a Dios los 33 ya están liberados, felices. Luego poco a poco comenzaremos a conocer sus experiencias vividas en las profundidades de la tierra, de la mina, experiencias que nos entregarán grandes enseñanzas, que debemos valorizarlas, sacarles provecho.
Realmente es mucho lo que se puede escribir de esto que ha sucedido en una parte de desierto del norte chileno.
Les abrazo con todo el Amor de Dios.
Axel Kaempffer Walker
Radioaficionado chileno
CA3-NWH.
- Chile -
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