El siguiente relato histórico, extractado de “Las Milicias del Fuego”, del autor argentino Francisco L. Romay, constituye un verdadero rescate de la obra de un voluntario Chileno, fundador del Cuerpo de Bomberos de Buenos Aires.
“A pesar de las palabras del Coronel Calaza, si se examinan con atención, y se pesan las iniciativas del Oficial Mansilla, demuestran que no era tan incapaz, un antiguo Oficia de bomberos que sirvió a las Órdenes del referido Mansilla, en unas reminiscencias escritas hace unos veinte años, dice lo siguiente:
“Al evocar estos recuerdos policiales, sin desmerecer las plausibles iniciativas del distinguido jefe D. Enrique O’Gorman, rindamos el homenaje con la justicia póstuma que merece aquel otro ciudadano humilde y humanitario, que nos trabajó bajo la misma jefatura, la definitiva organización de la obra más fecunda y duradera en la prosperidad de los servicios públicos de nuestra patria: la creación de la Compañía de Vigilantes-Bomberos de la ciudad de Buenos Aires”.
“Sea esta reminiscencia con verdadero cariño para nuestros hermanos de allende la cordillera de los Andes, al traer hoy el recuerdo afectuoso y de reconocimiento para el hijo de aquella tierra que la sangre de los argentinos contribuyó a Libertar… Si! para Luis Albino Mansilla, chileno, nacido en Santiago de Chile y fallecido en Buenos Aires, donde descansan sus restos en el cementerio del Oeste, en la bóveda de Jacoba Nuñez de Mansilla”.
“En el retrato, ha reconocido usted al que conoció como primer jefe fundador del “Cuerpo de Bomberos” de la policía de la ciudad de Buenos Aires, que ha continuado brillantemente su evolución de progreso, y que hoy en la era de las reivindicaciones históricas, tiene derecho a que se le recuerde, y séame grato a mí, como último sobreviviente del primer plantel de oficiales, quien lo exhuma del olvido al pasar la revista después de 56 años de aquellos tiempos en que usted inició sus servicios en la Policía de la capital, y creo también que es usted, de los últimos oficiales sobrevivientes del Cuerpo de Vigilantes del que fue su primer jefe en 1872, el comandante D. Domingo Sagastizabal…”.
“Luis Alberto Mansilla había formado su hogar en nuestro país, casándose con la Srta. Jacoba Nuñez, hermana de aquellos entusiastas partidarios del Dr. Adolfo Alsina: Roque, Carlos Sebastián y Rufino Nuñez, de la parroquia de Balvanera. De este matrimonio nacieron dos hijos:
Luis y Angela, que huérfana de padre contrajo enlace con Pedro A. Pini, único sobreviviente de esta familia que está emparentada con la de Achával, cuyo tronco fue D. Joaquín de Achával, primer jefe de policía de Buenos Aires al suprimirse los Cabildos de Provincias y con la de los Bonaerense”.
“Perteneció Mansilla al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santiago de Chile, que lo constituían los principales miembros de las familias más destacadas de aquel país y llegó al nuestro traído por el Dr. Manuel Bilbao, esclarecido publicista con arraiga en la opinión pública argentina, y quien en 1871, durante la fiebre amarilla, en compañía del General don Emilio Mitre, lo habían presentado a D. Enrique O’Gorman como sucedió con los oficiales Maillard y Brillon, que lo fueron por el Cónsul de Francia y D. Eduardo Retienne, por haber pertenecido a los bomberos de la ciudad de Paris”.
“La recomendación del general D. Emilio Mitre, con el correr de los años, hizo nacer un dicho erróneo: “el general Mitre fue el fundador del Cuerpo de Bomberos” (y se referían copio si hubiera sido don Bartolomé) error disculpable para los que no conocen estos hechos; pues el verdadero fundador fue D. Luis Alberto Mansilla, lo que podernos afirmar los que hemos sido testigos y actores de aquella época; tanto usted, señor Mejías, como Ernesto Villanueva; usted del Cuerpo de Vigilantes, como yo y el sargento Langot del Cuerpo de Bomberos…”.
‘Los que hemos convivido la acción en el combate con el fuego y soportado las pericias que se desarrollaban al tratar de salvar las existencias de las casas atacadas por las llamas, y ustedes, los del Cuerpo de Vigilantes, que concurrían a guardar el orden y cuidar los objetos salvados, sabemos bien, la seguridad que tenía el jefe de Bomberos en al mando, la sangre fría con que tomaba sus disposiciones para que los disciplinados “vigilantes-bomberos” se posesionasen de su verdadera misión. Pero como “en todas partes se cuecen habas y en mi casa a calderadas”, sucedió que la acción destacada de Mansilla, trajo vientos malos para su tranquilidad, y le prepararon un lío.
El hombre, creyente en la amistad accedió a concurrir a una fiesta íntima de amigos en una casa de la calle 25 de Mayo, y allí a los postres, se produce un incidente ofensivo para el chileno, y el oficial de servicio de calles en la sección 1° D. Juan Williams, sin miramiento de ninguna clase, arreó con todos, quedando inocentemente dentro del parte “por desorden” el jefe de Bombero, que abandono la repartición policial, surgiendo un inesperado reemplazante”. (Cfr. Juan E. Jorge, Carta al comisario don Laurentino C. Mejías, Buenos Aires, julio 10 de 1929, en revista de policía, Buenos Aires, agosto 16 de 1929). El Sr. Jorge llegó a coronel en el Ejército de línea. Don Ernesto Villanueva, ingresó como Meritorio al cuerpo de Vigilantes en 1872, se jubiló como comisario en el año 1900. Más tarde fue gerente del Baco Policial creado en 1912”.